Después de lo sucedido, simplemente me sentía solo, derrotado, estaba en la cúspide de ingresar a la mayoría de edad, tres días faltaban para ello, pero con lo sucedido con Soraya, y con esa lindisima y rellena criatura, me asaltaban en la noche ideas por demás locas.
- ¿Me quedare solo?, ¿Porque actuaron así?, ¿Escojo mal o de al tiro estoy tan gacho?.
Pero la que mas asaltaba mi cabeza, era Soraya, su recuerdo me golpeaba a mi cabeza de manera intermitente, recalcándome de manera cruel el destino que en ese momento me rodeaba, para colmo se acercaban los exámenes parciales de varias materias y no tenia cabeza para ellos, no me podía concentrar.
Todas mis amigas igual que yo estaban embebidas en la cuestión académica, por lo que la idea de ir a un paseo para un desfogue era ridícula, y fue así que esa noche me empezaba a golpear una pregunta.
- ¿Que se sentirá ir con una prosti?
Durante años, la madre de mi mejor amigo trabajo para el IMSS, en una de las unidades médicas que nada más y nada menos, estaba ubicada en uno de los barrios más peligrosos de la Ciudad de México... LA MERCED.
Cuando éramos mas chamacos, íbamos de la escuela a el trabajo de su mama, a esperar que ella saliera, pues el riesgo era amplio, en lo que lo hacíamos tiempo, o de camino para el lugar, mi amigo me recomendaba ir a darnos un "buen taco de ojo" con las suripantas que ejercen uno de los oficios mas viejos del mundo, algunas de ellas era realmente llamativas, el lugar preferido de mi cuate era ir a el callejón de manzanares, pues había chicas que en lo que esperaban, te agarraban el "objeto" con singular alegría, dejando una mirada mórbida en aquellos testigos próximos a la acción.
Pero como comentaba, aunque era de verdad excitante, el que una mujer, a mi tierna edad, me deseara agarrar el "jostick", no me prendía la idea de ir con una de ellas, de entrada porque pensaba ilusamente que mi primera vez seria con una chica que me quisiera, y otra razón era el miedo a las enfermedades, sobre todo el SIDA.
Pero las ideas de un chamaco de trece años, a un futuro "ciudadano" cambian invariablemente, por las circunstancias, por el tiempo..o en mi caso, por los sentimientos.
Llegaba a mi mayoría de edad sin la novia que siempre desee, sin el amor de la chica que amaba, con mucho rechazo de propuestas y un rechazo directo, de lo mas próximo que veía como una salida, por lo que la idea me redondeaba la cabeza de manera constante. Realizando un dialogo en mi cabeza, casi como un loco:
- No espera, aguanta, no hay problema, nadie se a muerto por falta de sexo.
- Si pero se han muerto de soledad- pense entre mi
- Quítate esas ideas-me respondía.
- Todo te ha salido mal, que esperas.
- No, no todo, no puede ser tan malo todo, se fuerte.
Intentaba convencerme de aguantar -Nada podía ser peor- pensé entre mi, sin embargo, el destino se encargo decirme todo lo contrario.
A la mañana siguiente, fui a casa de mi mejor amigo, llegue temprano.
- Mira wey lo que me compre ayer- al decirme esto, me enseño un disco, en la portada estaba nada más ni nada menos que MICK JAGGER, de los Rolling Stones. La portada decia "WANDERING SPIRIT"
- Es su nuevo disco como solista- me dijo mi amigo con singular alegría, tenía su signo de Mixup, le había costado casi los ahorros de un mes, pero al fin lo tenía.
- Se ve chido wey, vamos a oírlo- le dije.
Así nos pusimos a oir el nuevo disco, y particularmente habia una canción que se oia muy melosa, una llamada "Swetest thing":
Estuvimos amplio rato platicando de pendejadas y mas pendejadas, hasta que se acercaba la hora de irme a la escuela, hable a mi casa, para avisar que me iba directo a la escuela, contestándome mi hermano.
- Oye carnal, te hablaron por phone, una tal Lisa
- ¿LISA?
- Si ella.
Lisa (llamémosla así)era la gordita de hermosa risa, me extraño la llamada, así que me comunique a su casa:
- Hola
- ¿Hola, como estas?
- Bien, solo te hablaba porque quisiera hablar contigo
- ¿De que quieres hablar?
- Mejor cuando te vea, te parece?
Su voz se oía alegre y a la misma vez rara, si no hubiera estado tan deseoso de verla, pensándolo mucho tiempo después hubiera detectado que me hablaba con cierto dejo de tristeza y a la misma vez de que me quería decir algo como : ponte atento porque te voy a decir algo que no te va agradar.
Salí de la casa de mi mejor amigo, y me dirigí a la escuela, solo preguntándome que me querría decir Lisa.
La respuesta sin esperarla, llego en el camino.
Al subir las escaleras del Metro La Raza, estaba ella, pero no estaba sola, sino con uno de mis cuatachos de la escuela, dándose un agasajo de aquellos entre ambos, yo solo me quede un petrificado, muy sacado de onda, mi cuate me saludo.
- Qué onda May, estudiaste
- Si, ahí mas o menos.
- Ahí me pasas el examen no?
- Te sientas atras de mi cabron
- Va- me dijo el
Mi cuate ni siquiera se dio tinta de la mirada de sorpresa de Lisa cuando me vio, y yo solo la vi, a los ojos, la verdad me sentía de la tiznada, pero nuevamente mi orgullo me ayudo, sacando una sonrisa de flaqueza les dije.
- Se nos hace tarde, vámonos.
Quien sabe que haya pasado, pero ellos se ve que llevaban tiempo fajando, y en lo que platicamos, ya solo nos faltaban cinco minutos para el examen, así que salimos disparados para la escuela.
Mi cabeza estaba nublada, reafirmaba en ese momento que yo simplemente no le gustaba a ella, pero la sorpresa me agarro de frente, con el puño desnudo, el destino me volvía a golpear, pero entre mi dije.
- No, ahora no vas acabar conmigo, yo se que las cosas tienen un sentido y un fin, pero ahora no es tiempo de pensar en ello.
El maestro dejo la hoja del examen en mi pupitre, junto conmigo estaba mi amiga de aventuras, después me di cuenta que ni Lisa ni mi cuate se habían sentado atrás de mi, como dijeron.
Como pude, termine el examen, al salir el profesor mi amiga me pregunto que me pasaba, simplemente le dije que nada, pero su mirada reflejaba que no me creia, a lo lejos vi a Lisa salir del salón junto a mi cuate, mi amiga me dijo que si quería un refresco, simplemente le dije que mejor unos chicles de menta, pues la boca me sabia muy amarga, pero no tanto como el sentimiento que traía en mi interior.
Me senté en la mesa, teníamos un descanso, y me dije que debía meditar, ya lo había hecho antes, con excelentes resultados, respire profundo, limpie mi mente y me concentre en yo con el todo (disculparan la narración, pero esas son las bases que aprendí para dicha acción) así, Lisa se acerco a mi lado, mirándome, mi alma estaba más tranquila y le dije:
- ¿ Que paso Lisa? ¿Que querías decirme que era tan importante?.
- Pues mira, eso que viste, la verdad ya había terminado con mi novio, tu llegaste, me agradas, eres muy lindo, pero no puedo corresponderte.
- ¿Y mi cuate?
- Eso era lo que quería decirte, antes de que nos vieras, quería hablar contigo, no quiero que pienses mal de mi, pero me gusta ser sincera, no quiero herirte ni darte más esperanzas.
- Lo se, pero como fue con lo de mi cuate.
- Las cosas se dieron, me gusto mucho cuando lo vi, no lo había visto bien, se dio todo simplemente.
- Se sincera, ya habías entablado una relación con él cuando estuvimos juntos ese día.
- No, yo estaba triste y llegaste tu, me agrado mucho lo que me dijiste, me agradas, pero entiéndeme por favor.
Entre mi, me carcomia la amargura, así supe que no hay QUE ENTENDER A LAS MUJERES, solo quererlas, sin embargo interprete después que yo solo había sido una panacea en su vida, un producto de úsese y tírese, al menos ella intentaba sincerarse conmigo, muy lo contrario a Soraya.
- Está bien, cuánto tiempo llevan de novios.
- Ayer después de que te vi, en la tarde nos quedamos de ver el y yo y las cosas se dieron.
Mas amargura senti en mi corazón y un sentimiento de tristeza bastante fuerte me invadía, ¿Como podía ser que en un solo momento, en horas, la vida de una persona cambiara?, la persona que dice querer es otra, ¿cómo era posible que en cuestión de minutos, alguien obtuviera todo de una persona cuando yo solo obtuve un poco en días?
- Te aprecio mucho, pero entiéndeme por favor.
- Te entiendo, no hay problema, ni porque preocuparse.
Al decir esto, mi cuate se nos acerco, con cara de ya estuvo suave no?, yo simplemente me le quede viendo con una sonrisa que lo desarmo, Lisa se despidió de mi, tomo de la mano a mi cuate y se fueron a la puerta del salón.
Volví a concentrarme, respire profundo, medite y evite a toda costa demostrar que me estaba llevando la tiznada, acabe la clase siguiente, Lisa se me volvió acercar:
- Ya te vas
- Ya, no ves amiga que solo tengo tres clases
- Ahh que recursaste verdad?
- Si las dichas del burro no?
Ella simplemente se rio, yo le correspondi sonriendo y me despedí de ella con un beso en la mejilla, sabía que se acercaba a mi para ver como estaba, para que no descuidara mi escuela y sobre todo, para cerciorarse de que me fuera lo mejor posible, el verme sonriendo creo que la calmo.
Pero yo por dentro me estaba quemando, a pesar del hermoso gesto de Lisa, mi interior estaba hecho pedazos, era demasiado en ese momento, salí de la escuela temprano, mi cabeza estaba en otro lado, ya no queria saber nada, las palabras de Soraya golpeaban mi mente una y otra vez, como una verdad irrefutable:
- NO ME GUSTAS, ¿ que no entiendes?, yo quiero un hombre no a un niño.- rebobina mi mente de forma recursiva sus palabras.
- ¿Que hice señor?- me preguntaba- ¿que hice para merecer esto?, trate a alguien mal en mi anterior vida?, ¿es una prueba?, pero ¿que quieres probar señor?, ¿Porque?.
Las respuestas no llegaban, pasaron los minutos, y llegue a la estación La Raza, no quise bajar, no deseaba llegar a mi casa, no podia pensar, mi cuerpo no reaccionaba, mis pensamientos me golpeaban, y así las lagrimas escurrieron de mis ojos, con una amargura que solo el desamor puede otorgar, del que se sabe fracasado en uno de los deseos mas limpios y mas difíciles de conseguir: la búsqueda del amor.
Asi, llegue a Oceania, y me invadio una angustia terrible, que se confundía con el sabor salado de mis lagrimas y la mirada de la gente a mi alrededor, la verdad ya no me importaba nada.
- ¿Para que esperar?, el amor no existe, no entiendes que no le puedes gustar a nadie, ya van dos veces que lo refirmas, entiende, ninguna mujer quiere estar contigo.-pensaba entre mi.
Sórdidos pensamientos de autodestrucción invadían mi mente, entre ellos los mas fuertes eran: el amor no era para mi, mi existencia no se justifica en este planeta, que puedo esperar de la vida.
Esa era la serie de pensamientos que me embargaban en ese momento.
De pronto, estaba en Pantitlan, entre mi decidí ir a Moctezuma para tomar el transporte, ya era relativamente tarde, pero no me importaba.
- Voy a cumplir dieciocho años, que se sentirá estar con una mujer, haciendo el amor.
- No seas imbécil, si ni una mujer quiere estar contigo, como quieres hacer el amor, ubícate- pense entre mi.
En ese momento, salto a mi mente, la decisión, los recuerdos de hace cinco años, las mujeres del Barrio de la Merced.
Mi mente no era la misma, de repente, se puso en alerta, empezando a elucubrar pensamientos obscuros, ya no de amor, ni deseo pasivo, sino los cuerpos entallados de esas mujeres, vestidas con ropa que dejaba poco a la imaginación.
Me recordé una promesa que había hecho...no llegaría sin conocer lo que es estar con una mujer en la intimidad a los dieciocho años, renunciando a ello siempre y cuando consiga una novia antes.
Obvio es decir, que la novia no llego y asi, la promesa empezó a revolotear en mi mente.
El inicio se auguraba, solo faltaba una decisión. La decisión final.


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